Escucho, cada vez más seguido, la frase"odio las fiestas". Gente apurada me empuja para llegar quién sabe adonde. Veo jugueterías llenas de padres jóvenes. Me digo cuánto hace que no hay juguetes en nuestro árbol.
Pienso en los niños que, una vez más, maldecirán a Papá Noel por no traerles lo que pidieron.
Alguien me dice "felicidades" mientras me da el vuelto sin mirarme.
Empiezo a prepararme para festejar , trato de mejorar el brillo de mi arbolito, compro un nuevo adorno para mi puerta, hago la lista de ingredientes para el vitel toné. Llamo a mi mamá, le pregunto si vienen todos a casa o nosotros a la de ellos. Mi hermana, ¿hace el pan dulce o no? Cambiamos de planes mil veces.
Esta navidad me propongo no tomar de más.
Pienso en las personas que están solas en el mundo.
En los que tienen que pasarla con gente que no les gusta o que no los quiere.
En los que están enfermos y saben que será su última navidad.
Pienso en lo afortunada que soy de besar esta navidad a la gente que amo, otra vez.
Me visto de fiesta. Salgo apurada.Me pinto en el auto.
Como siempre,mis hijos llegan cuando ya estamos comiendo. La comida no es lo que esperábamos, qué le pusieron al pollo relleno? Todos elogian mi vitel toné ... lo dirán de verdad o será comparado con el pollo relleno? Qué hora es? Mi hermano se ocupó de poner su celular en armonía con la hora oficial. Un corcho sale disparado contra el techo sin que nadie lo toque. Todos dicen: "Que suerte que no le pegó a nadie en un ojo!" De rebote le pega a mi hermana Zulma, la única que permanece casada con su marido original. Tendrá algún significado?
Brindamos.
Abren los regalos. Hay que cambiar algunos. Mañana está cerrado el shopping, no?
El pan dulce que hizo Zulma está riquísimo como de costumbre.
Charlamos, tocan la guitarra, cantamos las viejas canciones.
Mis hermanas se tiran dardos. Es hora de aplacar los ánimos. Me siento Juan Pablo II. Cuál de las dos sería Chile? Por suerte, gracias a mi arbitrio o a que es tarde, todo queda en la nada.
Es la familia. Es así. Dentro de todo nos llevamos bien. Dentro de qué? ah, que se yo.
Mis hijos se van rajando cada uno por su lado.
Vamos?, le digo a Richard. Sí, vamos, me dice.
La nochebuena se va terminando.
Al día siguiente volveremos a almorzar. El asado es suspendido porque sobró mucho pollo relleno. Pienso en suicidarme. Desisto porque total estoy a dieta.
No hay nada, pero absolutamente nada, que pueda hacerme odiar las fiestas.
Me gustan, que sé yo.
Felicidades para todos ustedes. Pero de verdad, eh.