sábado, 21 de febrero de 2009

Ella soñaba despierta

No puedo, me duele , comprame. Según Mónica, estas eran las frases que las mujeres teníamos que saber decir para que nos llegara el hombre ideal, el que nos cuidara. Y que nosotras jamás podíamos pronunciar, por eso nos iba como nos iba. Decía : "Son los hombres que supimos conseguir"
Una vez me dijo " Pato, vos padecés tus ideas" y me cambió la vida.
Nos reuníamos a cenar los jueves con Maricel y Marta, era nuestro día. Siempre en su casa. Nos pillábamos de risa, hablábamos de temas serios, y nos volvíamos a pillar de la risa. Pensamos hasta en escribir un libro con las anécdotas graciosas sumadas a reflexiones femeninas.
Carolina, su hija participaba a veces de nuestras cenas y decíamos: " hemos creado un monstruo".
Era psicóloga y la mayoría de sus pacientes eran mujeres. Ella decía que alguna vez la iban a linchar los maridos a la salida del consultorio.
Nunca leyó este blog porque era una discapacitada para la informática. Recién estaba aprendiendo a ver sus mails.
Le gustaba viajar, proyectar salidas y adoraba los zapatos.
Tenía la maravillosa capacidad de soñar despierta.
Miraba el canal Utilísima como entretenimiento, la divertía más que un programa cómico. Se reía de los programas de manualidades en particular.
Su sueño era vivir en Parque Leloir y lo cumplió. Nunca vi a alguien disfrutar tanto de su casa.
Yo la llamaba Moniquetas. Era la única forma que me conociera, porque nunca me reconocía en el celular, tenía mil Patos en la agenda.
La gente que no la conocía bien, pensaba que era despistada. Nada que ver, en su cabeza cabía todo. Lo que pasa es que a veces no le daba bola a cosas que parecen importantes para todos los demás.
Hablaba hasta por los codos.En comparación con ella yo parecía callada y tímida.
Deseaba enamorarse otra vez, aunque no fuera correspondida. Ella decía que valía la pena igual.
Heredé de ella a su hija y a mi amiga Marta. Le doy gracias por eso. Y a su vez ellas nos heredaron a nosotras. A Maricel y a mí.
Las de la foto son Mónica y Marta. La de rojo es Martita.
En su velatorio perfecto de tres horas, la gente lloraba, se reía y hablaba hasta por los codos. El 90 % eramos mujeres.
Super coherente.
La voy a extrañar, ya la estoy extrañando.

3 comentarios:

Mario dijo...

Que lo parió, Pato, lo siento en el alma. Debe ser dificil. Pero que lindo que la recuerdes y cuentes esas cosas sobre ella.
Creo que hablar y contar anécdotas de una persona que se fue es la mejor forma de que sea recordada y de tenerla cerca. Te mando un beso.

She..the beauty and the best dijo...

Que lindo tner una amiga asì. Estos recuerdos quedan para siempre.
Creo que tu blog es muy interesante!

Anónimo dijo...

Hay muchos que viven sin soñar. Hay otros que se animan a intentar soñar despiertos, aunque más no sea. Hay otros pocos que, de hecho, tienen la maravillosa capacidad de soñar despiertos. Esos estarán vivos siempre en cada uno de los que tuvimos la suerte de cruzarnos en sus caminos. Como Mónica y como vos. Asi vale la pena vivir.

Te quiero montones Pat.
gise