Todo comenzó con facebook, cuando recibí una solicitud de amistad.
Era de mi primo Diego, quien provocaba los suspiros de nosotras, sus primitas menores, porque era lindo y atorrante.
Nos intercambiamos saludos, qué es de tu vida y esas cosas.
Al poco tiempo me acordé de una foto. Un cumpleaños mío. Tres años y llorando frente a las velitas. Ahí estaba él, de siete años junto a su hermano Daniel.
La publiqué y me acordé de otras fotos, de cuando todos éramos chicos, de las fiestas de fin de año inolvidables en la casa de mis abuelos.
Las publiqué.
Diego, que vive en Barcelona, me mandó un mensaje: "voy en semana santa, hacemos un encuentro de primos?"
Y así se armó una reunión.
Nos encontramos después de casi 35 años de no vernos y descubrimos que tenemos mucho en común: el sentido del humor, el gusto por el buen vino, la trasnoche asegurada.
Pasamos todo un día juntos. En Villa María, Córdoba.
Encontré a dos minas impresionantes, mis primas.
A mi tío Raúl, tan igual a mi papá.
A mis primos tan parecidos a mí, a mis hermanos y a mis hijos.
A diego, que sigue lindo y atorrante.
A la casa que fue de mis abuelos, tan distinta, pero con la misma puerta.
Me encontré con un día que tardó 35 años.
Una foto
Hace 7 años