lunes, 12 de octubre de 2009

Yo conozco a robertito


Se llama Roberto y su apellido es desconocido para la mayoría. En el barrio lo llamamos robertito aunque ya tiene más de 50 años.

Su fama abarca dos barrios completos y tal vez más.

El que vive o vivió por estos lados sabe perfectamente quien es él. Es tan famoso que tiene su lugar en facebook, que se llama: " yo conozco a robertito". Algunos lo cargan y lo consideran el tonto del barrio. La mayoría lo queremos y le seguimos el tren.

Es raro no encontrarlo en algún momento del día. Tiene un carrito con el que recorre las calles juntando botellas y cartones. Sin embargo por aquí jamás sería considerado un cartonero o un botellero. Es robertito.

Dicen que vive con su mamá, quien se encarga de que siempre esté limpio y prolijo. Y con una pechera fluo para que los autos lo vean de noche.

Siempre te lo podés encontrar en los supermercados de la zona, donde junta cajas, con la anuencia de cajeras y encargados que lo consideran un empleado ad honorem y un ayudante.

Todos lo conocen y él nos conoce a todos, especialmente a las mujeres. A todas les ha propuesto que sea su novia sin importar edad, belleza ni estado civil. Todas les dicen que sí. A algunas las invita, cuando se va acercando el verano, a ir con él a " micha gesel"
Hace un tiempo que alguien le metió en la cabeza que tenía que buscar una secretaria, al estilo sofovich... y desde entonces, él nos propone el puesto a todas, y nos dice que justo necesita una rubia, morocha o pelirroja, dependiendo del color de pelo de la interlocutora. Y que falta poco para la selección final.

Hace unos años la escuela donde trabajo le dio un diploma honorario en una cena aniversario. Era lógico. Estuvo presente en todos los eventos y actos escolares de fin de año. No hay alumno que haya pasado por esa escuela y que no sepa quién es Rober. Todos lo aplaudimos con mucho cariño. Estaba tan contento con su diploma.

En todos los años que lo conozco, siempre me saluda con un ¡profe! y me da un beso, aunque una vez le tuve que parar el carro porque se hacía el vivo y me lo daba cada vez más cerca de la boca.

Hoy lo crucé , iba con su carrito. Pensé que, en los años que lo conozco, nunca lo vi de mal humor. En su pequeño mundo siempre hay sol y toda la gente es buena. Qué afortunado.

Y tenía que contarles sobre él. Para que ustedes también lo quieran.