jueves, 28 de mayo de 2009

Tito y Nené

Madrugada, frío.
Recién bajada del micro calentito que me trajo desde Córdoba. Espero un remise como un recién nacido que no entiende que está haciendo ahí afuera. Apurada porque tengo que llegar al trabajo. Se me hizo tarde otra vez.
Llega Tito con su Polo color champagne. Eso me dijeron en la agencia. Un Polo color champagne.
Me subo con urgencia. Él, con toda la parsimonia posible en este mundo, arranca.
Le digo: Estoy un poco apurada.
Él ni bola.
-Viene de lejos?
-Sí, de Córdoba,
digo yo, bajando el volumen de mi MP3.
-Yo tengo parientes en Villa Dolores...
-Ah si?... Bueno pero yo vengo de más cerca , del sur de Córdoba...
-Yo voy a Merlo , San Luis, bastante seguido...
-Ah si....
-Tengo a mi novia allá.
Pienso. De amores a la distancia conozco algo. Apago la música.
Aparte vas a 50 por hora...No voy a llegar nunca!
Lo miro bien. Es un hombre mayor. Representa más de 65.
-Tengo 77 años, me dice.
Ah bueno... pienso yo.
-Yo soy viudo hace cinco años. Pero a ella nunca me la pude sacar de la cabeza. Nos sentábamos juntos en 5º y 6º grado. Siempre, en los 44 años que estuve casado me acordaba de ella. Pensaba en qué habría sido de ella, en como estaría...
El tiempo comienza a detenerse, siento yo
-Así que unas vacaciones me fui a visitar a mi hermana en Santa fe, de donde soy yo, y en un almuerzo se la nombro: Vos sabés que fue de Nené?
Un nieto de mi hermana dice que el hermano de Nené le arregló la heladera una vez. Yo, ni lerdo ni perezoso le pregunté donde estaba el tipo. Y allí me fui.
Le pregunto por la hermana, le explico que era amigo de la infancia. Se mudó a Merlo, San luis, me dice. Le pedí la dirección y me fui para allá...
Me hice 400 kilometros.
Yo pienso que ya no me importa la hora ni mi trabajo
-Le toco el timbre y sale ella. Estaba igualita. Y eso que hacía 60 años que no la veía..
Guau pienso yo.
-Le digo: sabés quien soy yo?
-Ni idea, me dice.
-Con quién te sentabas en 5º y 6º grado?
-Tito! me dice.
-Me invitó a pasar, a tomar un café. Ella también estaba viuda. Me dijo que había miles de lugares para conocer. Me quedé.
Salimos 5 días seguidos. Yo paré en un hotel eh!
Me preguntó: Por qué viniste hasta acá, después de tantos años?
Y yo le dije: Viste esa frase que dice Vedere Napoli e dopo morire? Bueno. Yo pensé que quería verte una vez más antes de morirme...

Ay! pienso yo. Qué mal elegí los hombres en mi vida.


-El último día me presentó a la hija. Ella me quería conocer. Nené me había dicho que la hija era muy celosa y que me iba a tratar medio mal, que estuviera preparado, pero nada que ver...Me trató bien.

Es más. Ella y el marido me invitaron a pasar unos días con ellos tres cuando estuvieran en Mar del Plata.
Y así empezamos. Yo fui. La hija nos dijo: " Ustedes querrán estar solos...". Pero entre nosotros no había pasado nada en esos 5 días que estuve allá, Así que nos fuimos a un hotel cerca de la terminal. Y fue como nuestra luna de miel.
Hace tres años que estamos juntos , yo voy, ella viene...
Me contó de sus trabajos, de cuando se jubiló en Philips, de como se volvió remisero, de las propuestas indecentes de dos clientas cuando se quedó viudo.
-Se querían venir a vivir conmigo, así, sin anestesia!!!!
También de cuando contó su propia historia en un programa de radio que trataba el tema de no olvidar una mujer durante toda la vida.
Llegamos a mi casa. Ufa.
Me hubiera gustado seguir escuchándolo. Maravillada.
Llegué una hora tarde a trabajar.
Pero no me importaba nada.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Parte de mi alma



La poesía es de mi mamá, hermosa, como ella.
Oscar Alem le puso la música. Con su piano maravilloso.
Alguien dijo que poeta es aquel que ve algo más donde los demás sólo vemos un árbol.
Ella veía.
Yo digo que parte de mi alma se me fue con ella.

Árbol en la ciudad, desterrado,
sombra en el paredón del asfalto.
Árbol en soledad, encerrado,
con el cielo lejos,
estirando ramas para alcanzar su reflejo.

A flor de la raíz prisionera,
pasa un temblor de azul primavera.
Pero es el leve soplo del viento,
que llorando moja
una luz de otoño,
vuelo final en las hojas.

Pero hubo una vez más allá del cielo,
horizontes abiertos para volar.
Como aquel cardo que el plumón entrega
para deshojarlo en las alas ciegas de la inmensidad

Árbol en la ciudad, compañero,
sombra en el ventanal donde espero.
Testigo fraternal de los sueños, por allá perdidos
en abismos que abre la oscuridad del olvido.

Pero vino la música río lento,
a llevarme en su cauce de eternidad.
Igual que un árbol,
parte de mi alma se me fue cantando,
desgarrando ramas de la soledad.
Como aquel cardo que el plumón entrega
para deshojarlo en las alas ciegas de la inmensidad

Suma Paz